Vas subido en el tren,
cogido de la barandilla de arriba,
las tiendas pasan, la gente,
me miras,
sonríes con ojos brillantes,
te aproximas a mi oído,
me susurras algo,
unas letras sin sentido
que van bajando por mi garganta
hasta llegar al imperio de mi corazón,
pero ellas me oprimen mi pecho,
tanto,
que están apunto de reventármelo,
tanto,
que me ahogan,
me ahogan en mi propia sangre,
no me dejan respirar,
respirar el aire de tu boca,
cierro mis ojos por un segundo,
un segundo mortífero para mi
porque me quema,
y siento que está dentro ,
puedo verlo,
lo toco con mi alma,
dentro de mi, ¡está dentro mi!,
sentimientos dulces encarcelados
con barrotes de cristal helado,
sentimientos,
sentimientos que cualquier mortal
moriría ante ellos,
suplicaría morir por ellos
y no pueden cruzar la cárcel,
cárcel donde están como perdidos,
vagando como almas en pena,
suplicando por salir,
matándome para poder salir,
se revuelven dentro de mi,
girándose como un feto
en un vientre,
pero con mas fuerza,
incluso empiezo a sentir
que ese sentimiento
se vuelve cruel, oscuro y dañino,
se transforma en mi interior
si algún día sale se que mata ,
me va volviendo poco a poco
en un ser de fuego helado,
fría, me vuelvo fría,
y miro tus ojos
sumergiéndome de nuevo en mi dolor,
siendo la guardiana de ese mortífero yo,
y vuelvo a contener ese maligno ser,
que me mata por dentro,
manteniéndole encarcelado,
encarcelado con la llave de mi alma.
© copyrighted, By: Pléyade del Alba.
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